viernes, 16 de marzo de 2007

Farmacias PLUS




¡Qué tristeza, rabia e impotencia da cuando eres víctima de algún grupo que monopoliza las cosas! El saber que nadie hará caso a las peticiones que hagas para tratar de mejorar tu entorno o hacer valer un derecho que tienes como persona y que por culpa de unos cuantos todo se va por la alcantarillla.
Hago la anterior mención por lo siguiente:
Anoche, a eso de las 23:50 tocaban con mucha insistencia una puerta. Ya estando en mi habitación y dispuesto a dormir escuché los toquidos pero no hice caso, pensé que esas llamadas eran para la casa contigua. Cuando ya estaba por caer en mi reparador sueño, volví a escuchar como tímidamente ahora golpeaban el cristal de una ventana. Quien tocaba al notar que no recibía respuesta optó por utilizar el timbre. Fue aquí donde se disiparon todas mis dudas, era mi casa a donde llamaban.
Me levanté malhumorado, no sabía quien era. Esas no eran horas de visita. Acudí al llamado y entreabrí una ventila de la ventana.
-¿Quién es? Pregunté de mala gana.
-Yo joven, su vecina Conchita. Me respondieron
Conchita es una ancianita de 83 años. Vive a unas casas de la mía.
-¡Ah! Espere, ahora le abro.
Abrí la puerta y veo su imagen ante mi. Arropada de una manera muy raquítica y titiritando de frío. Sus manos dentro de un chal muy luído. Trataba de tapar su boca con la tela de la misma prenda para cubrirse de la inclemencia del tiempo.
-¿Qué se le ofrece Conchita?
-Joven, mi esposo se ha puesto enfermo y necesito unas medicinas. Disculpe que lo moleste pero ¿podría por favor llevarme a una PLUS para surtirle la receta?
Don Fernando, su esposo, es un ex empleado de gobierno. Jubilado con un sueldo muy mediocre.
Padece diabetes, su vista está casi perdida. Los hijos de ambos radican fuera del estado.
No quedándome más remedio accedí a su petición.
Me vestí con un juego de pants y unos tenis y salimos rumbo al sitio que se me había solicitado.
A esas horas no todas esas farmacias dan servicio. Así que anduvimos un buen rato buscando una que tuviera atención al público las veinticuatro horas.
Una media hora de andar de arriba para abajo dimos con una sucursal situada en la calle Revolución.
Le pedí a la señora que me diera la receta y el dinero y así hacer yo la adquisición. No podía dejar que ella bajara a realizar las compras. La pobre anciana no estaba en condiciones de andarse enfriando a esas horas de la ya madrugada.
Y como siempre, en ese lugar no había la medicina solicitada. Nos enviaron a otra que está enfrente del CEM.
Yo ya estaba muy molesto. ¿cómo era posible que en una farmacia con una publicidad endemoniada y que se regocija de ser "tu mejor vecino" no tuviera una medicina muy común?
Llegamos hasta esa sucursal y ahí si había ese medicamento. Tuve que hacer una larga cola para pagar. A esa hora había mucha gente adquiriendo productos y que conste que no todos eran medicinas. Se pagaban "pomos", cigarros, productos chatarra, coca colas, tehuacanes, cervezas, botanas, etc.
Cuando al fin regresé al auto con los medicamentos, vi en los ojos de doña Concha el agradecimiento sincero de alguien que se siente desprotegido. Unas lágrimas empañaron sus diminutos espejuelos y me comenta:
-Joven, estas penurias las tengo que pasar cada que mi esposo se queda sin surtir su receta. Temo que un día no me va a dar tiempo de llegar con la medicina y lo encuentre muerto, cuando su corazón no aguante más la espera. "Tan bonitos los tiempos cuando en cada manzana había un vecino que tenía una farmacia". Me comentó
Y sí, yo creo que todos recordamos que en cada dos esquinas, por lo menos una, era farmacia. Y si a alguien le pasaba lo mismo que a mi vecina, había la suficiente confianza de correr y tocar a cualquier hora al boticario para que nos surtiéramos lo que necesitaramos.
Desgraciadamente, llegó "TU MEJOR VECINO" e hizo quebrar a todas nuestras farmacias que en verdad eran nuestras mejores vecinas. Las desapareció por completo.
Hoy si necesitas surtirte de un medicamento, ya sabes las penurias que tienes que pasar. No todo es bello como los slogans de estos comercios alardean. Ojalá algún día volvamos a tener nuestra farmacia de la esquina.
¿Alguien tan amable que dé una solución a la tan desleal competencia que hicieron las PLUS?
P.D. No soy farmacéutico ni familiar de alguno, solo que estoy inconforme de tal situación.
Y... los mejores tiempos son los de antes, ¿o no?