domingo, 11 de febrero de 2007

De panteones a panteones


Recuerdo que hace algunos años, cuando escuchabas las pláticas de los mayores acerca de los cementerios en los cuales ya tenían apartado su "terreno", muy orgullosos decían:
"Pues yo ya tengo mi "otra casa" en el "Panteón Xalapeño", otros decían que se iban a morar al "Panteón Palo Verde" o que "iban a sacar a un muertito que ya estaba de más en el 5 de febrero para que ahí los pudieran enterrar"
Todo esto lo decían con garbo, con mucho sentimiento de que en verdad tendrían una morada digna para descansar por toda la eternidad. Sabían que se iban a ir a un panteón de los de verdad. Esos cementerios sí son cabrones. Da miedo imaginarte que te puedas quedar atrapado ahí de noche. Las tumbas son poca madre, de una magistralidad increíble. Es donde sabes que para ser velador de esos lugares debes tenerlos bien puestos.
Siempre me he imaginado que por las noches se han de ver figuras fantasmagóricas entrando a las tumbas, se han de escuchar lamentos y un friíto poca madre.
Hago alusión a todo esto, por que hoy en la mañana fui al "Xalapeño" a visitar a mi abuela. Sentí un cosquilleo al pensar que cuando muera no sé donde iré a quedar. Ojalá sea en uno de los tres arriba citados. Me gustaría quedar en un panteón de los que ya no hay.
Pues bien, la contra de estos lugares que yo describo como poca madre, es el panteoncito de "Bosques del recuerdo" No sé de quien fue la idea de crear este tipo de cementerios. No es fiel a nuestras costumbres. Al llegar a dicho lugar,notas cierta desesperanza al saber que puedes quedar "sembrado" ahí. Es como un "Play Time" pa los muertitos. Todo muy plastificado y sin gracia ni sabor. Las flores que les llevas a tus difuntos deben ser de plástico. Nada de veladoras ni cosas que en los reales panteones son obligadas a llevar. Hay un chingo de rehiletes junto a cada lápida (no sé si todavía se les pueda llamar tumbas al lugar donde están enterrados los
difuntos) los hay de los tradicionales, hay otros en forma de libélulas, otros que suenan como matraca. También hay globos con las imágenes de Piolín, Taz, Correcaminos y todas las animaciones que uno se pueda imaginar. En diciembre alguos familiares llevan pinitos de Navidad a sus muertos.
Bien, el desmadre empieza aquí: cuando llega una ráfaga de aire, se oye el zumbadero de esos artilugios. Los rehiletes no se dan abasto para girar junto con los caprichos del aire. Las libélulas extienden sus alas y crean un efecto volador muy chingón. Los globos bailan al compás que les toque el Rey Eolo, es aqui donde se ve muy chingón al Piolín, "pa tras, pa delante" y se pega de panzasos con el Taz y el correcaminos parece que va en chinga loca escapando del Coyote. Yo me pongo a pensar en todo esto y me pregunto: ¿qué clase de panteón es este? Dentro de poco van a traer la rueda de la fortuna y los caballitos. Es más, ¿por que no harán la Feria de Xalapa aquí? Pues bastante choteadito se ve este sacrosanto lugar con todas las cosas que llevan para adornarlo.
No, no, no. Yo cuando me muera, quiero quedar enterrado en un panteón...de los del ayer.
Abur