martes, 11 de marzo de 2008

¡No!


Yo no podía creer lo que había escuchado. No podía ser cierto que esta pregunta me la hiciera ahora, después de tantos años y más que sólo había sido un amor estudiantil, sin mucha huella.

Me quedé pensando qué responderle.

-"¿Haces esta pregunta a todo varón que se te acerca?, ¿quieres mantenernos lejos y así nos espantas? Amelia, estoy sacadísimo de onda con todo esto". Le dije.

-"Sólo responde" Me volvió a repetir.

Callé, encendí un cigarro y se la solté:
-"No, mi respuesta por ahora es no. No he pensado en casarme por el momento. Y se me hace muy precipitado que sólo con dos horas y media de habernos vuelto a ver me hayas hecho este tipo de pregunta"

Ella sonrió, volvió a iluminarse la noche con esos dientes perfectos. Me apretó y me zarandeó de las mejillas como lo hacía hace tiempo y me dijo:
-"Tonto, te espanté ¿verdad? Lo que pasa es que como ya te he dicho, ya no puedo perder más el tiempo. Se me han acercado algunos pretendientes y con eso los calo. Me responden a la primera que sí, que sí se casarían conmigo. Jajaja, creen que voy a caer en su jugarreta. Lo único que desean es tener una aventura y de la aceptación matrimonial se olvidarán después. ¿Quieres que empecemos lo que dejamos atrás? Tu sinceridad me ha dado confianza en ti. ¿Quieres?"

-"Uf, qué lucas está esta chava" Pensé.

Encendí el auto, comencé a manejar, subí el volumen al estéreo y le pregunté:
-"Sigues viviendo donde mismo?...