lunes, 2 de julio de 2007

Los malagradecidos


En nuestro país, existen personas con diferentes tipos de complejos. Hay unos que se las quieren dar de ricos, de clase alta; cuando en verdad no tienen en que caerse muertos. Hay otros con complejos de inferioridad que no pueden con él. También están aquellos que son mediocres, conformistas, prepotentes, sumisos, rebeldes y un largo etcétera.
Sin embargo, de lo que hablaré hoy es del desagradecimiento. Sí, de aquellos compatriotas que han sido personas comunes y corrientes y por equis causa del destino, son tocados por una varita mágica y pierden el piso. Se vuelven de lo más chocantes y pedantes; pesados a más no poder y lógicamente, causan disgusto a quienes los conocimos, al ver la forma en que han cambiado.
Vamos a tomar unos ejemplos. Hablaré de los más recientes pues si hablo de todos, esto sería un cuento de nunca acabar.
1.- Luis Miguel. Este tipo, cuando empezó su carrera, lamía las botas de medio México. Quien lo impulsó fue el señor Raúl Velasco en su programa "Siempre en Domingo". No había emisión en la cual no apareciera el dientón berreando sus canciones con una voz tipluda que nadie aguantaba.
Nunca se cansaba de decir que era del Puerto de Veracruz y a los cuatro vientos gritaba su mexicanidad.
Empezó a tener fama y ¡bum!, emigró del país que lo había visto nacer y lo había cobijado poniéndolo entre sus favoritos. Se fue a "conquistar" los Estados Unidos. Pero en aquél país, si no fuera por los millones de mexicanos que allá viven, no sería nadie. Nadie lo conocería.
Jamás logró internacionalizarse como lo deseaba.
Se convirtió un tipo de lo más pesado. Dejó de frecuentar México -su país-. Ya no asistía a los programas donde él se había iniciado. Creía que aquí ya nadie lo merecía. Rechazaba invitaciones, de sus antes "amigos", para que "les hiciera el honor" de tenerlo como invitado en algún programa, ya sea de variedades o de entretenimiento.
México ya no era de la talla de Luis Miguel. Él necesitaba codearse con los grandes astros del universo. Desgraciadamente para él, nadie de esos super astros, lo tomó en cuenta.
Sus canciones, algunas de ellas bonitas y bien intrepretadas le valieron para que en México siguiera vigente. Ha de pagar millones de dólares para que las televisoras y revistas hablen bien de él, pues no tuvo madre cuando gritó a los cuatro vientos que "él no era mexicano" y que lo iba a demostrar. Fue a Puerto Rico a sacar un acta de nacimiento más falsa que un billete de cuatro pesos para comprobar que en verdad, él de mexicano no tenía nada.
Toda esa pedantería le valió el desprecio de los verdaderos pensadores mexicanos. Si él no quiere ser mexicano, que se vaya a "&%#$. Nadie tiene porque aguantarle sus desplantes. Desafortunadamente, como mexicanos, aguantamos esos desaires y mucha gente aún lo sigue ovacionando como si fuera el gran artista.
Que risa me dio, cuando Ricky Martin, un tipo que no canta nada, pero con su carisma y sencillez, asi como su lado humano, logró en poco tiempo lo que el pobre Luis Miguel no ha podido hacer en toda su vida: estar rodeado de las grandes estrellas de la música, cine, teatro y televisión a nivel mundial. Él si es puertorriqueño y ya ha compartido escenario con artistas de la talla de los ex integrantes de Queen, Paul McCartney y de ahí para abajo. Ha cantado en Buckingham, en un concierto a la Reina, ha sido invitado a las inaugaraciones de los mejores eventos del mundo, para que sea él, quien interprete los temas alusivos a tales actos. Ël sí es conocido a nivel mundial, ¿verdad Luis Miguel?
Le ganaron el mandado al "Sol". Déjame decirte Luis Mi, que tu pedantería no te llevó a nada bueno. Cuando necesitas de México, aquí está tu país, que te abre los brazos. Cuando quieres que se hable de ti, sacas un disquito de boleros y aquí están tus tontos que te los compran o cantas con mariachi tu "México en la piel" y te llenas las bolsas de dinero. ¿Qué sientes al estar cantando música 100% mexicana cuando tú odias todo lo que huele y sabe a México? Eso es no tener valor ni principios ni ética.
Es más, hasta hiciste público tu romance con una mexicana a la que le sembraste un hijo para que se te siga adorando, cuando tú eres merecedor, al menos, de una princesa, ¡Gulp!
Los malos actos se pueden perdonar pero no se olvidan.
No fuiste para asistir aunque sea por protocolo al último adiós de quien te dio de comer por muchos años y que te levantó de la nada: a la despedida del Sr. Velasco.
Si eso no es ser malagradecido con la gente y con un país entero, ¿entonces qué es?
Este es el primero. El siguiente post es...
...¡sí!...otro hígado, SALMA HAYEK y después, los inditos que juegan al futbol en Europa, SALCIDO, PAVEL y OSORIO, ¡qué cuarteto de bestias!